sábado, 14 de febrero de 2009

El Problema Colombiano

Susana Machado Ospina.


Pensar que este país está mal por culpa de algunos no es simplemente un error, sino una postura sumamente egoísta, puesto que en el fondo todos sabemos que la culpa de esta locura Colombiana es de todos y cada uno de nosotros. No hace falta robar millones en el congreso, es suficiente quedarse con los vueltos de un mandado de la tienda para hablar de corrupción, de deshonestidad y de robo.

Yo creo, más bien, que el gran problema de este país somos nosotros mismos, los mismos que alguna vez hicimos copia en un examen de química en el colegio, los mismos que nos quedamos callados ante tanta injusticia, los mismos que salimos a “farandulear” en las marchas por la paz, los mismos que estamos sentados en un aula de clase universitaria y en el fondo nos preguntamos “Para qué esta materia?”.

Somos un país de gente luchadora, pero solo cuando algo nos conviene; Somos la imagen viva de la ley del embudo, del egoísmo, aquí todo está bien desde que la propia familia lo esté, aquí los que pueden hacer más se dedican a hacer amistades con ciertos personajes que causan horror a nuestros campesinos, y nosotros que podemos hacer poco, nos toca conformarnos con protestar en una hoja que seguramente solo verá el docente del curso.

Nos vanagloriamos de tener uno de los países más hermosos del planeta, pero para qué si en realidad no existe el sentido de pertenencia, no valoramos, o no lo suficiente. Si por lo menos nuestra cultura reflejara una pequeña parte de la belleza de nuestro País no llegaríamos a Estados Unidos ni al resto del mundo como los grandes ladrones y narcotraficantes que todos parecen ver en nosotros.

Problemas hay aquí los que se quiera nombrar, pero considero que el más grave es la falta de patriotismo, y no hablo de ponerse la mano en el corazón cuando suena el himno, hablo de respeto por lo que tenemos, por lo que tienen los demás, por nosotros mismos y por los otros. No es justo que se ponga el futuro en manos de los jóvenes, cuando los viejos nos dejan un legado de un país casi en ruinas, porque aquí “moral” es un árbol que da moras, el respeto se gana con un machete y el robo es “viveza”.

Para concluir, me gustaría explicar que esto no es un discurso inconformista, ni pseudorrevolucionario , pues ese tipo de cosas tienen a nuestro país lleno de grupitos guerrilleros porque si, porque no y porque tal vez. Colombia no necesita más armas, no necesita un golpe de estado, no necesita conciertos en las fronteras que disfrazan la tensionante realidad diplomática que se vive, no necesitamos más “activistas” que utilicen la situación del país para promover las ventas de su último disco… Necesitamos hombres y mujeres con un compromiso social que busque el mejoramiento de esta situación, humanos de verdad, no solo científicos sociales titulados en las mejores universidades de Colombia y el mundo.


COLOMBIA, UN ESTADO CON PROTAGONISTAS DE NOVELA


Verónica Duque García


Colombia, una nación a pesar de sí misma, un conjunto de regiones que convergen en un gobierno centralizado. Climas, acentos, vestuarios, ritmos y actitudes que combinan con toda clase de paisajes y escenarios, que a la final envuelven pasión y tragedia en una sola realidad imbatible: ser colombiano.


Somos un país de espectáculo, pero sin apoyo al arte y a sus innovadoras expresiones, que si bien nacen del desempleo, tejen historias de vida y sueños de estética y ciudad. Una nación que tiene como titiriteros a la corte legislativa, que hace las leyes pensando en sus beneficios y acciones corruptas.


Una tierra de intolerancia y de entregas interesadas a costa de la explotación de nuestros recursos. Un tablero de permuta, donde la extradición busca firmas de tratados de libre comercio, mientras que en los campos los jóvenes esperan prestar servicio militar con orgullo para morir por su patria, sin tener oportunidades de estudio y de entender qué es un falso positivo.


Somos un pueblo manejado por las mismas personas, familias y oligarquías. Donde los medios de comunicación nos imprimen visiones de caballo cochero, sin entender antecedentes, contextos y versiones opuestas. Así, nos hemos quedado con izquierdas sin argumentos, con una oposición endeble y con personajes endiosados.


Tenemos un gobierno en calidad de veleta, que va virando según conveniencias. De tal manera que ha modificado la carta magna y creado leyes alcahuetas que legitiman el terrorismo de los ricos: el paramilitarismo. Con medidas como la ley de justicia y paz nos están llevando a ser un pueblo sin memoria, de perdón, olvido y “reparación”; y las violaciones, desmembramientos y lágrimas de sangre se tapan con ausencia, dinero y expropiación.


Colombia se ha convertido en un círculo mortuorio, donde los secuestros, las muertes, desapariciones y voces acalladas toman cada día más fuerza, y se van dejando más al olvido. Donde las noticias están enfocadas en la primicia, la chiva y el rating; y se cierran las puertas al periodismo investigativo, con cortinas de humo y acrobacias informativas. Como si fuera poco, se evalúa la posibilidad de la legalización de la muerte dulce: la eutanasia y el suicidio asistido, mientras que asuntos como el de la salud siguen al borde del abismo y las comunidades indígenas continúan desprotegidas.


Somos una sociedad civil manipulada por los medios de comunicación masivos, que nos convocan a marchar en contra de las FARC, a cantar en las fronteras, a enterarnos del fraude de las pirámides, a llorar con la muerte de los niños, a vivir en carne propia la alegría de una liberación y a amar a nuestro glorioso ejército de Colombia, pero dejamos pasar las protestas en contra del paramilitarismo, no concebimos los falsos positivos, nos acostumbramos a escuchar los vínculos de las AUC con los políticos y dejamos pasar lo trascendente con crímenes pasionales, muertes en quirófanos y deslizamientos por el invierno.


En un país donde los consulados sirven de lobby y turismo, donde los embajadores son escogidos por común acuerdo con el gobierno de turno, no nos debería sorprender que las FARC hayan adelantado una mejor labor de darse a conocer con sus causas disfrazadas y sus ideales artificiosos. Pero el discurso sigue siendo el mismo de Bush, alrededor del terrorismo, el narcotráfico y los enemigos. El tío Sam no nos desampara, es cierto, pero no están detrás de defender a nuestros líderes sindicalistas y si no, ¿qué fue de Carimagua?


PROBLEMAS:


- Sectores debilitados: educación, salud y deporte

- Más protección a las comunidades indígenas

- Ley de justicia y paz y extradición.

- Leyes hechas por y para los corruptos

- Vínculos de las AUC con directivos del ejército y políticos






2 comentarios:

  1. Cuando dejes de querer imitar a Marlene Singapur, acaso puedas decir cosas interesantes y seas una escritora digna. Mientras tanto, todo te sonará falso.

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  2. Cuando dejes de querer imitar a Marlene Singapur en tus escritos, obtendrás dignidad. Mientras tanto, todo te sonará falso.

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